“Pues en la Corte hay muchos pícaros y
mendigos…”, reconoce Juan de Valdavia, protagonista de El cocinero del rey (2014)
en un guiño de Germán Díez al Lazarillo de Tormes. El autor
palentino, finalista del II Premio Alexandre Dumas de Novela Histórica, cuenta
la historia del joven vecino del pueblo palentino de Agüero Juan de
Valdavia, quien abandona la casa paterna para medrar en la Corte de Felipe II como
cocinero real. Bajo la máxima de que “solo con soldados no se defiende el
reino” este soñador quiere ayudar en la retaguardia mientras se libra la
batalla de Flandes.
El cocinero del rey es
una especie de autobiografía de un pícaro que llega a ser lo que se
propone. Para causar mayores sensaciones en el lector, el escritor toma
idéntica estructura que en Vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y
adversidades. En su odisea particular hacia Madrid, el protagonistaatraviesa
los principales pueblos de la
Castilla de la época (Palencia, Dueñas, Valladolid,
Segovia, Ávila…) donde descubre iglesias y catedrales magníficas, ventas y
lupanares en los que se cruza con muchas personas construyentes del imaginario
social: prostitutas, monjas, mendigos o asaltadores de caminos. Será también
víctima de las trampas y escaramuzas que tan presentes están también en la
trama de El capitán
Alatriste, de Pérez Reverte.
En esta lectura
observamos también un homenaje claro a la cocina tradicional, los manjares
culinarios empapan el argumento y se erigen como un elemento clave para
entender la sabiduría popular: el hornazo, los pastelillos de carne, el potaje
de berzas y el de calamares y jibia, las cebollas rellenas… Un conocimiento que
se puede visionar también en el refranero popular:
“Por lo visto, la miel no
estaba hecha para la boca del asno”
“A falta de pan buenas
son tortas de Zaratán”
“Es mejor pecar por largo
que por corto”
Es admirable volver a
encontrar una estructura continuadora de una de las grandes obras del siglo
XVI, y su punto fuerte reside ahí. Y es que Juan de Valdavia, al igual que
Lázaro, tiene sueños, los cuales llegará a ver cumplidos: llega a ser pinche,
ayudante de cocina y, finalmente, cocinero mayor durante una treintena de años
al servicio de Su Alteza.
“Comprendí desde que salí
de Agüero que no debía rendirme ante la adversidad, si es que adversidad se
podía considerar a dormir casi a la intemperie”.
Si bien el libro tiene
muchas virtudes, choca el título en comparanza con el argumento: una espera una
mayor dosis de peripecias en la
Corte como cocinero y éstas resultan nimias en oposición al
largo camino hecho desde su pueblo natal. Está claro que es un libro de
aventuras y el oficio de cocinero era también una excusa para expresar la
nostalgia por los pícaros.
Crítica original en http://tensy10.wordpress.com/2014/11/27/nostalgia-del-lazarillo-de-tormes/
Ficha del libro http://www.mareditor.com/narrativa/El_cocinero_del_rey.html