P: La historia de don Quijote es la piedra de toque de la cultura
española y de la novela moderna, ¿cómo llega a las Desventuras
de don Quijote?
Respuesta: Precisamente por su carácter fundacional la historia de don Quijote
la disfruté desde niño cuando me la contaban o la veía por televisión, y más
tarde como estudiante, cuando leí la novela del ingenioso hidalgo por primera
vez, antes de cumplir los dieciocho. Al principio, encontré la obra divertida,
humorística. Enseguida dejó de su carácter de obra patriótica o de gloria
nacional. Para mí eso ha tenido poco sentido, ya que principalmente me pareció
una obra fina, me hacía reír. Sin embargo, la encerré en su tiempo, en su época
y ahí la dejé latente y en reposo mucho tiempo. Necesité que pasaran algunos
años y que hiciera nuevas lecturas, que conociera mejor a Cervantes, para
volver, como una especie de hijo pródigo, al mundo del manchego. Y entonces
descubrí cosas más allá del humor o la comicidad de don Quijote. Había ironía,
y había mucha sabiduría. Sabiduría de la vida y también sabiduría moral,
superior, sobre el destino de hombres, mujeres, exiliados, expulsados, mozas de
las ventas, y viejos locos. De repente esa obra hablaba con el corazón en la
mano, y ponía su atención sobre los aspectos más problemáticas e importantes
del existir. Me pareció un lugar hermoso al que volver.
P: ¿Qué van a encontrar los lectores en Desventuras
de don Quijote?
R: La mejor manera de relacionarse con un libro que amamos es empezar a
escribir sobre él inmediatamente después de cada párrafo. Por ello, los
lectores darán, ante todo, con un diálogo permanente con la obra y con el
autor. No ofrezco un ensayo ni una obra crítica, propongo un ensayo ficcionado,
literalizado, en el que cualquier persona encontrará el valor universal y
perenne de las palabras en un libro de época pasada, lejana, pero no muerta ni
ajena
P: En Recientemente se ha adaptado al
español moderno la obra de Cervantes, ¿qué valor tiene don Quijote en el S.
XXI? ¿Sigue siendo una referencia válida?
R: Mi aproximación a don Quijote no es solo un homenaje a Cervantes (no lo
necesita), sino también el intento hablar sobre esa grandeza que mencionaba
antes, y también sobre el fracaso, como cuando ponemos nuestras esperanzas muy
por encima de nuestro talento, o nuestra visión de la realidad viene a ser
dolorosamente corregida por una lección amarga de la vida que nos convierte en
objetos irrisorios ante los demás. En este sentido, y en otros muchos, es una
obra poderosamente actual, inmortal. Para mí es indudable que Cervantes logra
esa inmortalidad simplemente por el amor y cariño que ponía en sus personajes,
hasta en los más viles, y que es absolutamente contagioso. Ese amor
incondicional a la bondad humana es lo que yo también he querido poner de
relieve.
P: Son incontables los libros sobre don
Quijote, y si es la obra gigantesca que dicen, ¿por qué otro libro sobre él?
R: Es evidente que el nombre de don Quijote está unido al de Azorín o al de
Unamuno. Eso no impide que otro escritor más se pare un momento bajo la sombra
de árbol tan bello. Se escribe por amor a la escritura, por el gusto de contar
y reelaborar historias, por seguir, en definitiva, el hermoso ejemplo de
Cervantes, que leía mucho, “hasta los papeles que encontraba por las calles”,
según decía él mismo. La lectura y la escritura son un acto de confianza en la
humanidad, los temas jamás se agotan ante una corriente tan extraordinariamente
vital como todo el universo que rodea a don Quijote.
P: El título sugiere una visión trágica
o melancólica del Caballero de la Triste Figura.
R: Es cierto que la aproximación al don Quijote que propongo presupone su
figura trágica, su condición de mártir, e incluso de víctima. En ese punto
radica su inmortalidad, don Quijote es una obra que defiende la bondad, la
justicia y la entrega, y exalta el valor de aquellos que pierden todo por hacer
que el mundo corrija su natural maldad y fealdad para ajustarse a la nobleza
del ideal. Los hechos son correctivos crueles y sarcásticos de tan nobles
pretensiones, la vida es menos poética, pero no por ello la persona buena
pierde un átomo de bondad, aunque sea tildada de demente. No hay locura sino
grandeza
P: ¿Hay algún misterio sin resolver en
don Quijote y que usted haya querido abordar?
R: Sin duda el misterio mayor es la muerte de Alonso Quijano y la desaparición
de don Quijote. Es el magnum mysterium de la literatura. Frente a la
opción de Avellanada, que deja al loco salir del manicomio para seguir su
esperpéntico camino hasta desaparecer en tierras castellanas, Cervantes deja la
puerta del enigma abierta de par en par. La muerte de don Quijote, la cuestión
de si la locura lo abandona o no en el lecho de muerte, es el momento más
misterioso que puede idear mente alguna y por eso me ha interesado
especialmente a mí también, porque tiene una carga de revelación, de
descubrimiento final del sentido y tesis de la obra.