El escritor de novela negra David J. Skinner reconoció en la presentación de August, pecado mortal, la influencia que
puede haber en su obra de autores como Boris
Vian y en menor medida de Douglas
Preston y Lincoln Child “Quizá
por algunas situaciones pueda surgir esa semejanza, como el comportamiento
racista que existe aletargado en el pueblo natal del protagonista de August,
pecado mortal, también en parte por la descripción de la vida en una
pequeña localidad norteamericana de mitad de siglo, ciertas rarezas en los
comportamientos, la presencia del entorno casi como un personaje… Me han
comentado varios lectores que se habla en ciertos momentos sobre que los hechos
transcurren en Nebraska, pero que la localización de la obra tiene más que ver
con las novelas negras de Boris Vian. Bueno, es parte de lo oculto de la
novela, no puedo anticipar cuál es la verdadera localidad en que transcurre. Si
bien hay paralelismo, mi obra en particular no contiene escenas especialmente
escabrosas, ni descripciones exhaustivas de los diversos crímenes que aparecen
a lo largo de esta historia. Y mientras que Boris Vian deja unos finales
abruptos, duros, impactantes, yo he procurado dejar finales abiertos a la
interpretación del lector.”
La novela da
comienzo en uno de los lugares más conocidos y más
terribles del mundo: el corredor de la muerte, y en cierta medida es el
protagonista de esta novela. Por él ha de pasar Robert August Robertson,
quien fue condenado a morir en la silla eléctrica por un asesinato cometido
en Nebraska, en 1971. ¿Cuál fue su verdadera historia? El propio
August nos narra su vida, comenzando por los turbulentos hechos previos a su
nacimiento, y llegando hasta su último instante de vida... y puede que un poco
más. ¿Fue realmente culpable del crimen por el que se le condenó? Esa pregunta
se la hará en varias ocasiones su confidente en el corredor de la muerte: el guardia que está a punto de conducirle hasta la silla. El lector se convertirá en confidente de August.
Junto a él, al guardia y al juez que, en última instancia, determinará su
culpabilidad, compartirá unas vivencias terribles. A lo largo de estas páginas
podremos conocer una vida llena de sinsabores y tragedias, los latigazos que
durante años fueron marcando su alma; es la historia de un niño sin infancia,
un joven que intentará huir de su destino, y un adulto que deberá enfrentarse a
sus pecados.
Para David J. Skinner “Es una novela sobre la redención, porque
asistimos en realidad a una confesión sobre su vida antes de ser matado por el
Estado. Y lo que vamos comprobando es que la realidad, no siempre es como
podemos creer, que todo puede tener más de una interpretación”.
Por último, David J.
Skinner habló sobre la América
que podemos encontrar “es la América menos conocida, la que no aparece en las
rutas turísticas, la de esas pequeñas ciudades de interior de una religiosidad
dura, de una moral terrible en apariencia, pero en la que laten todas las
perversiones, los pequeños odios, que tiene mucho que ver con algún cine negro de
los años 50 y 60. pero curiosamente, este entorno tan localizado, se convierte
en universal, porque todos esos defectos, esas pasiones, se viven en todo el
mundo.”
Para más información http://www.mareditor.com/narrativa/August_DavidJSkinner.html