Los padres de Pedrito se sentían
impotentes. No sabían cómo averiguar lo que el niño de ocho años había pedido a
Papá Noel. Cuando lo invitaron a escribir la carta, contestó que ya la había
enviado por el buzón del correo camino de su escuela. Estaba aburrido de que
sus compañeritos se burlaran de él por creer en Papá Noel y había decidido
pedirle algo muy diferente en secreto.
En realidad nunca había recibido
exactamente lo que pedía. Nunca eran como los juguetes soñados. Una vez le
trajo un saco de paño que no había pedido y que días atrás una tía se lo había
medido en un almacén disimuladamente. Él lo reconoció pero todos le aseguraron
que este sí era de Papá Noel. Pedrito esperaba impaciente. El cuento de que
había escrito y enviado la carta era mentira, pero no importaba.
El día esperado había un regalo bajo el
árbol de Navidad con una carta; los dos de Papá Noel. Decía que como no había
entendido bien la letra, había tratado de adivinar el regalo, que ojalá le
gustara, que Papá Noel no era mentira sino una forma de decirle cómo lo querían
sus padres y que le serviría para desarrollar la imaginación para la vida
adulta.
Pedrito reconoció de inmediato la escritura
de su madre y la máscara de monstruo que le había gustado tanto unas semanas
atrás pero que su padre no había querido comprarle. Pedrito había pedido
mentalmente al Papá Noel que le enviara una prueba tangible de si existía o no.
Como vio que su deseo se había cumplido, ahora estaba seguro de que Papá Noel
SÍ existía.
Si te ha gustado el relato, puedes leer otros textos de Nelson Verástegui
Las seis y una noches http://www.edicionesirreverentes.com/narrativa/Verastegui6noches.html
El baúl de Napoleón http://www.edicionesirreverentes.com/Cercanias/verastegui.htm
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