Pregunta.- Akasha tiene es una tragedia clásica en un futuro mezcla de ciencia ficción y novela negra.
R.- Akasha es una historia de conexión entre almas. Los dioses
permitieron a Orfeo regresar al mundo de los vivos con Eurídice, pero con la
condición de que debía ir delante de ella y que no mirase atrás hasta volver al
mundo de los vivos. Orfeo cumplió, pero no hay que fiarse de los dioses.
¿Volverá Raiden la cabeza hacia su amada o será fuerte? Hay que
leer Akasha.
P.-¿Cómo surge la idea de mezclar una
novela de ciencia ficción, futurista, con novela negra?
R.- El confinamiento me permitió encontrar espacios en mi interior que no había
buscado antes. Una parte de nosotros está anestesiada por la vida
contemporánea. Comencé a meditar sobre un tema que se obsesiona, la lucha
eterna entre la luz y la oscuridad, el bien y el mal. Y pensé escribir esa
historia en un futuro cercano, dentro de un siglo, pero allá donde el tiempo
lineal, tal como lo conocemos, no existe. En una existencia que no se rige por
la regla del tiempo lineal es necesario iluminar el instante para diferenciar
el Bien del Mal. En el mundo de mi novela lo más importante es el alma. Supongo
que parecerá curioso que alguien afirma algo así en esta época.
P.- ¿Muchas influencias
mezcladas en este libro?
R.- Sí, evidentemente hay influencias de Asimov, de la cultura clásica, incluso
del cómic Nathan Never. Y de los grandes de la novela negra. Pero esas influencias
han llevado a hacer una novela muy personal, transversal entre los ámbitos noir
y scifi, y creo que no va muy desencaminada sobre cómo será el futuro cercano.
P.- ¿Recuerdas cuál fue
el primer libro que te impactó y por qué?
R.- Tengo que reconocer que, siendo adolescente, me dejó alucinado la novela de
Boris Pasternak, El doctor Zhivago. Coincidió en el tiempo en que vi un
reestreno de la película de David Lean con un fantástico Omar Sharif. Me enseñó
lo que podía significar en esencia el amor en tiempos de guerra y lo que
significó el comunismo.
P.- ¿Quién es tu escritor favorito noir?
R.- De los clásicos me quedo con Ross MacDonald. En la generación de segunda
mitad de siglo, Lawrence Block. Me han influido también autores como Elmer
Mendoza, con el que tengo una excelente relación y una adnmiración mutua, y
Reverte.