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14/3/17

Tenerife Noir: Autores y editores apuestan por la creación de un mercado que consolide el género negro


Los festivales ‘noir’ son un factor clave en la búsqueda de lectores por parte de las editoriales más comprometidas con los autores que están renovando el género con apuestas literarias de una altísima calidad. Autores y editores apuestan por la creación de un mercado que consolide el género negro, que permita la continuidad de la labor creativa y que sea capaz de incorporar nuevos lectores al noir y, más aún, nuevos lectores a la literatura. Es la conclusión que se desprende de las intervenciones de distintos integrantes de dos de las mesas organizadas por el Festival Atlántico de Género Negro Tenerife Noir en la primera semana del desarrollo de su primera edición.
            Solo quedan en todo el país dos librerías especializadas en género negro escrito en castellano tras el cierre de la emblemática Negra y criminal, de Barcelona, a finales de 2015; se trata SomNegra, librería online con sede en Cataluña, y Burma, en Madrid. “SomNegra y Burma son un ejemplo, porque dan al lector la seguridad de que lo tienen todo; eso es importante”, asegura Miguel Ángel de Rus. El escritor y editor aporta una visión amplia y ambiciosa y apunta la necesidad de crear un mercado que consolide el género negro y, en consecuencia, también, la actividad literaria, y señala a la Feria de Guadalajara (FIL) de México como modelo de la forma de actuar para conseguir nuevos lectores.
            El editor Miguel Ángel de Rus, de Ediciones Irreverentes y M.A.R. Editor, ha sido integrante común de las mesas redondas Sueños en negro y La apuesta editorial por el género negro, en la que también participaron los escritores canarios Javier Hernández Velázquez y Pablo Martín Carbajal y el francés residente en Tenerife Pascal Buniet y el madrileño Carlos Augusto Casas, que ha recibido en Tenerife Noir el Premio Wilkie Collins de Novela Negra; y la mesa Festivales, revistas y promoción literaria, en la que participaron además los escritores catalanes Jordi Ledesma y Sebastià Bennassar.
            “Los editores son los únicos que arriesgan dinero en los libros”, destacó durante una entrevista el autor Carlos Augusto, que con su primera novela, Ya no hay junglas adonde regresar, recibió el premio Wilkie Collins que entrega M.A.R. Editor en Tenerife Noir. Augusto subraya que las editoriales son las que corren con los riesgos económicos esenciales para difundir la creación de los autores.
            “El problema es que no hay industria”, aseguró Sebastià Bennassar, que ofreció en la mesa celebrada en la Bilbioteca municipal central de Santa Cruz de Tenerife una visión aguda y crítica del panorama literario en Cataluña y en España en general. La afirmación del escritor catalán se sostiene en las cifras: mientras en Francia se habla de ventas de 100.000 ejemplares, para un libro en español una buena cifra de ventas no llega a los 800, mientras que con un libro escrito en catalán, las cifras se reducen a algo menos de la mitad. Por eso, “los festivales son maravillosos, aunque solo sea por ganar un nuevo lector”, sentenció Bennassar.
            Con estos datos, en España, la situación de las editoriales más allá de tres grandes grupos es muy compleja. Las editoriales independientes, pequeñas y medianas, “son pequeños grupos de trabajo que contratan servicios editoriales con empresas externas y difícilmente pueden hacer grandes apuestas”, explica Miguel Ángel de Rus, que destaca el esfuerzo titánico de Alrevés, Ediciones Irreverentes o M.A.R. editor, que “se dedican al género negro más por amor a los escritores que porque el género dé dinero”.



            La afirmación choca a un extraño, porque en los últimos años se habla constantemente del éxito del género negro en nuestro país y en todo el mundo occidental. “Los pocos autores que dan beneficios son casos extraordinarios”, dijo el editor. “La buena salud del género negro estamos hablando de editoriales pequeñas y medianas que apuestan por autores españoles contemporáneos, con obra de muy buena calidad, y se han creado espacios a través de los festivales que permiten un encuentro con un público muy fiel”, diagnostica De Rus.
            La mayoría de los participantes en las mesas citadas coincidieron en señalar que parte de ese boom noir está sostenido también por una combinación de obras de distinto perfil en el actual concepto de género negro, entre las que además del noir clásico, se encuentran bestsellers, novelas de enigma y libros de entretenimiento, junto al que se editan esas otras novelas de género negro contemporáneo, en el que los autores españoles son algunos de los protagonistas en la renovación literaria del género con obras de muy buena calidad.

            En cualquier caso, la “audiencia” de la literatura negra, en nuestro país, no se mide por miles, como el fútbol, sino por centenares. Por este motivo, Bennassar apuntó el afán por buscar lectores como un factor del auge de los festivales, de los que antes de la crisis, en 2005, solo había dos en nuestro país, mientras que tras doce años de crisis se cuentan hasta 32 encuentros literarios dedicados al género negro en todo el estado. La opción del editor, sin embargo, va más allá, cuando aseguró que “los festivales están bien, pero hacen falta mercados”.