P: ¿De dónde surge la
idea de escribir ese diario apócrifo?
Respuesta: Esta es una pregunta que se debería hacer a Ángel Montiel, que fue
jefe de opinión del diario La Opinión en cuyas páginas se fue publicando por entregas
este Diario Apócrifo. Algo de ello explica el propio Montiel en el prólogo. Se
jacta de haber sido el artífice de que este diario exista. Admitamos que él
haya sido el médium que ha conjurado el espíritu del emérito. Y ese espíritu es
el que, de un modo u otro, ha dictado las páginas de este libro.
P: El libro tiene un claro tono irónico
y, a ratos, sarcástico. ¿Le parece que el vitriolo es el humor que conviene al diario de una figura como la del rey Juan
Carlos I?
R: Yo diría que, tratándose de un rey, el ácido que más conviene no es el
vitriolo, sino el agua regia, que disuelve incluso el oro. No olvidemos que la
corona de oro del rey emérito se disolvió como un azucarillo en el agua. Creo
que el humor ácido era insoslayable en un tema como el que se desarrolla en
este libro.
P: Sin embargo, este diario también
parece reivindicar los logros de Juan Carlos I en la Transición
R: Es normal que él quiera reivindicar su persona y lo que él considera que ha
hecho por el país. Si se quiere ser fiel a su pensamiento, esa reivindicación
tiene que aparecer en su diario. No se puede olvidar que un diario recoge lo
que el que lo escribe piensa de sí mismo y su análisis de las circunstancias
que ha vivido. Este es el diario de un rey que está o se siente en el exilio y
que juzga injusta esa situación contra la que se rebela. Es normal que quiera
rehabilitar su figura cuando ve que está siendo denostada.
P: Pero usted, que es el que firma el
libro, ¿se considera monárquico o, al menos, juancarlista?
R: Permítame que le responda que como firmante del libro ni soy monárquico ni
dejo de serlo. Para poder estampar mi firma al pie de este libro he tenido que
tomar distancia con el emérito. Y desde esa distancia, no puedo estar ni a
favor ni en contra del personaje. Ni siquiera con relación a la monarquía puedo
tener posición. Otra cosa es el ciudadano Bernar Freiría. Pero lo que este
ciudadano piense no tiene ninguna importancia. El que se justifica y el que
analiza su trayectoria es el rey emérito. Es su pensamiento, son sus
sensaciones y su visión lo que aparece en las páginas de este diario
P: Pero hay momentos en que se roza el
esperpento…
R: No hay nada más español que el esperpento que tan bien reflejó Valle Inclán
y un rey español no puede evitar el esperpento, y Juan Carlos es español hasta
la médula. De modo que, por fuerza, su figura también ha de tener rasgos
esperpénticos. La desmesura también es un atributo regio. Para lo bueno y para
lo malo. En ese sentido yo diría que el emérito es mucho más español que su
hijo, el rey actual.
P: Ya que lo menciona, ¿cuál cree que
puede ser la reacción de la Casa Real a la publicación de este diario?
R: Pues la verdad es que no he pensado en ningún momento en la actual Casa
Real. La única que me ha interesado a la hora de darle forma a estas memorias
es la que encabezaba Juan Carlos I. Supongo que en la Casa Real serán
conscientes de la forma de ser, pensar y actuar del anterior Jefe del Estado. Y
eso es lo que aquí aparece reflejado.
P: ¿Ha tenido que documentarse mucho —demos
por buena la versión del prólogo de Montiel— para dar forma a estas memorias?
R: Tanto el emérito como yo gozamos de buena memoria. En mi caso esta memoria
va acompañada, como suelo hacer, de una rigurosa documentación, sí.
P: Muchos de los que ya han leído estas memorias dicen que en el transcurso de
la lectura les parecía estar escuchando la voz del mismísimo Juan Carlos.
R: Bueno, si eso es cierto, significará que he sido fiel a quien debía serlo y
que me ha hablado ese espíritu que hemos mencionado al principio de esta
entrevista.
Todo sobre el Diario apócrifo del rey emérito en la web de M.A.R. Editor
https://www.mareditor.com/narrativa/Diario_apocrifo_del_rey_emerito.html