27/2/15

Entrevista a Salvador Robles Miras, autor de La exclusiva del asesino

Escribir es un desahogo, una manera de sublimar tus decepciones vitales. Creas un mundo imaginario en el que pones patas arriba el mundo real.

P.- Alta Literatura y Literatura de Género. ¿se puede hacer gran Literatura siguiendo las pautas de un género como el policíaco?
R.- Por supuesto. En cualquier género se puede escribir una obra grandiosa. Decía un autor, creo que el genial Dostoievski, que si uno ha vivido dieciocho años, ya dispone de temas suficientes para escribir todas las novelas que quiera. Hay autores del género policíaco cuyas novelas engrandecen la historia de la Literatura, como: Raymond Chandler, Arthur Conan Doyle, Georges Simenon, Henning Mankell...

P.- La ciudad de tu novela ¿qué tiene de Bilbao y qué de otras grandes ciudades?
R.- Metrópoli es una ciudad imaginaria formada por casi todas las ciudades que he conocido. Y la que más conozco, es Bilbao.

P.- El papel de fuerte contenido erótico de la modelo, pero a la vez de víctima: ¿Tiene que ver con los estereotipos que los medios de comunicación han creado de la mujer de la época?
R.- Sí. Patricia Serra es un compendio de todos los ídolos que fabrica la opinión pública con tanta facilidad. Ídolos, en muchas ocasiones, de barro.

P.-En cierta medida, las dos hermanas de la novela son símbolos sexuales. ¿Por qué?
R.- Presento en la novela una sociedad gobernada por la apariencia y en la que el periodismo del chismorreo hace de su capa un sayo. Una apariencia que deslumbra tanto que hace difícil, en ocasiones imposible, apreciar la esencia, lo que dignifica al ser humano. Tampoco quería caer en ese tópico, tan manoseado que proclama que la belleza resplandeciente apenas oculta en su interior unas migajas de inteligencia y delicadeza. De ahí que Alma Serra, la actriz, sea una mujer con apariencia y esencia, para desbaratar el tópico.

P.-¿Qué tipo de lectoras has tenido antes de publicar la novela y cómo te han hecho cambiar tus puntos de vista? (Si ha sucedido así en algún momento)
R.- Las mujeres leen más que los hombres. Es una evidencia. Y en mi caso una evidencia abrumadora (por cada lector hombre, es probable que tengo cinco lectoras mujeres). Siempre que estás dispuesto a aprender, las personas que conoces te permiten en muchos casos iluminar con más potencia algunos conocimientos, en otros alumbrar zonas en penumbra y, excepcionalmente, encender una vela en la oscuridad de la ignorancia. Amigos de verdad tengo pocos, y los que tengo son preferentemente mujeres. La empatía, la cualidad fundamental de un escritor, te permite adentrarte en el mundo interior de otras personas. Y , para acceder a la esencia de otro, no existe otro modo que mediante la escucha, la observación y la lectura. Y digo lectura porque una de mis mejores amigas es la poetisa argentina Liliana Cristina García, a quien no conozco personalmente, pero con la que he intercambiado miles de cartas.

P.-¿Cómo has enfocado los distintos puntos de vista en la narración?
R.- Me he sumergido en mis entretelas para extraer de ahí los rasgos mas sobresalientes de los personajes que he conocido en mis cincuenta y tantos años de vida. Personajes que se amoldaban a los caracteres de los hombres y mujeres que aparecen en mi novela. Y en mis adentros también viven personajes de leyenda (cine, literatura)

P.-¿El lector puede permanecer neutral según se va desarrollando la historia?
R.- Resulta difícil mantenerse neutral cuando uno de los protagonistas de la historia es un hombre a quien no le importa matar para conseguir sus fines. Una cosa es comprender y otra muy diferente justificar. El buen lector comprende los motivos que impulsan a actuar a un personaje en cuestión, pero, amparándose en su ética, luego acepta o rechaza. Espero que los actos de Roberto Alcázar, verosímiles desde un punto de vista literario, produzcan un rechazo generalizado en mis lectores.

P.-¿Es una novela de tesis o, sobre todo, una novela que pretende contar situaciones y participar de vivencias?
R.- Es una novela en la que planteo una cuestión capital: Las palabras no son inocentes; somos la voz que tenemos. Y esta voz, cuando se fundamenta en informaciones carentes de rigor, puede arruinar muchas vidas.

P.-Haces cuento, microrrelato, libros de no ficción, novela. Y en todo derrochas una gran energía. ¿Un escritor es alguien que tiene diversas almas dentro de sí mismo y por ello tantas ocupaciones distintas, o en el fondo todo es lo mismo?
R.- Todo es trigo para el molino del escritor. He procurado diversificar mi vocación literaria, entre otras cosas porque sólo incrementando el nivel de dificultad, lo que yo llamo la dificultad deseable, uno lleva sus límites un poco más allá. También lo intenté con la Poesía, ese arte de escribir las palabras más hermosas en el mejor de los órdenes, pero me percaté a tiempo de que lo mío era la prosa, o sea, el arte de escribir las palabras más precisas en el mejor de los órdenes.

P.-La novela negra ha tomado el lugar del realismo y se centra en denunciar los males de la sociedad, la violencia, la corrupción. ¿Este auge de la novela negra sobre los demás géneros puede deberse a la desesperanza generalizada?

R.- Sí. Escribir también es desahogo, es una manera sublimar tus decepciones vitales. Creas un mundo imaginario en el que pones patas arriba el mundo real, como si dijeras: "Así me gustaría que fuera la realidad". Y al crearla, de alguna manera alimentas la esperanza de que ese mundo de ficción se encarne algún día en la realidad.

Toda la información sobre el libro en http://www.mareditor.com/narrativa/exclusiva_asesino.htm  

Presentación de La exclusiva del asesino, de Salvador Robles Miras, en Elkar Bilbao


M.A.R. Editor presenta en Bilbao, en la librería Elkar (C. Licenciado Poza, 14) el próximo lunes, 2 de marzo, a las 18.30 h, la nueva novela del escritor Salvador Robles Miras, La exclusiva del asesino, Acompañan al autor, el escritor Joseba Iraola y la periodista Izaskun Suberbiola.
¿Qué es La exclusiva del asesino? Una novela de intriga psicológica en la que el autor ajusta las cuentas a una sociedad dominada por los chismorreos, la apariencia y la fama de pacotilla. La modelo Patricia Serra, una de las más cotizadas del país, ha citado a su ex novio, un crítico cinematográfico, en un parque de la ciudad. En su coche, creyéndose sin testigos, desnuda e incitante, intenta volver a seducirle. Esa noche, aparecerá muerta. Y todos los indicios apuntan a la culpabilidad del joven periodista.

24/2/15

Relato "Porque tú eres bueno", de Miguel Angel de Rus

Relato aparecido en el Libro Extraña noche en Linares (M.A.R. Editor)

Mi padre tenía nueve años cuando comenzó la guerra. Qué guerra da igual. Su padre estaba en el frente, sus hermanos mayores estaban en el frente, y él, el hermano pequeño, el macho pequeño de la manada, era el encargado de buscar allí donde caían las bombas del enemigo, en las huertas abandonadas, la comida de la familia. Una lechuga, coles, patatas, un melón. No era muy difícil, se trataba de ser ágil de cuerpo y de mente; todo lo más, podían matarle. Decía una representante de la causa, mientras mi padre, niño, se jugaba la vida ante los obuses del enemigo, bendecidos por el Santo Padre católico, que es preciso que se acentúe la moral del sacrificio y el sentido de responsabilidad individual y colectiva. La moral ha de llevarnos a aceptar todas las penalidades, el racionamiento, la honradez y la austeridad, y todos nos hemos de sentir soldados de una gran causa. Y mi padre dejó de estudiar, como todos los niños, para buscar la comida que las buenas palabras de los líderes de la causa no traían. Cuando acabó la guerra, los hermanos mayores de mi padre fueron a campos de concentración, su padre fue represaliado; cuando pudieron, los hermanos fueron al exilio o a la emigración, qué más da. Al perdedor sólo le queda la diáspora o la sumisión. Y con doce años tuvo que ser el macho joven de la manada, quien buscara la comida para la manada, como si la naturaleza hubiera perdido el sentido entre los humanos.
–Cuando vayas a llegar a la estación, quinientos metros antes, acuérdate de lanzar con cuidado el aceite por la puerta del tren y te tiras tú. Lo recoges, y vienes a pie. ¿Entendido? Y que no le pase nada al aceite.
–Sí, madre.
Cómo no entenderlo. Si el policía esperaba con el arma en la estación de ferrocarril para incautarse del aceite, como si el Estado hubiera regado y abonado el olivo, como si tuviera derecho a legislar y dosificar el hambre.
Mi padre había aprendido de niño que la infancia era el período del aprendizaje, por lo que le pusieron a trabajar, con la familia repartida por Francia, Australia, Brasil, Argentina o Uruguay. Se levantaba antes que el sol, trabajaba, ayudaba en casa, y se acostaba después del sol. Año tras año. El día en que tenía una naranja era la fiesta grande del año.
–Que la vida es un valle de lágrimas, hijo.
–Sí, madre, Pero yo todo lo hago con gusto por usted.
Cada amanecer era gris, cada mediodía era gris, cada anochecer era gris. Los rostros eran tan grises como las almas. Se rezaba en los colegios, en los trabajos, en la iglesia, se fusilaba al amanecer, o se dejaba morir en las cárceles. Y mi padre, tan niño, trabajaba. Mientras los hijos de los señoritos estrenaban traje e iban al teatro, él trabajaba; mientras el hijo del rey huido tenía casa en el exilio dorado, junto a la playa, esperando que le tirasen al plato sus tajadas, él trabajaba. Tenía razones y la Ley Natural de su parte para cortarles el cuello a todos, a cualquiera, pero trabajaba.
Y llevó un luto tras otro, porque aquella era época de muertos. Por el padre, por la madre, por su juventud perdida.
Y trabajó toda su vida, sin parar. Para darnos una casa, para conseguirme una educación, para que tuviéramos las buenas ropas que los bandos en conflicto no se habían preocupado en procurarnos. Era el primero en salid del edificio y el último en volver.
Por la noche, si me levantaba, lo encontraba estudiando en el salón, recuperando lo que la guerra el había quitado. Siempre esfuerzo sobre esfuerzo. Hasta que un día, poco antes de cumplir yo los doce años, mi padre no vino a casa. Estuvo conmigo mi abuela.
–Tu madre está con tu padre en el hospital. No te habían dicho nada, pero tiene una enfermedad por lo que sólo queda rezar. Vamos a poner velas para que Dios nos vea y nos asistan los espíritus –dijo la mujeruca de negro y moño blanco, con sus creencias ancestrales y ágrafas– y vamos a rezarle a la imagen del Santo Niño del Remedio. Y a este Cristo que tus padres tienen sobre la cama. Y aquí tengo una estampita de la Virgen, que toda ayuda divina es poca.
Pasamos la noche rezando ante una fotografía de una talla que, cuando fui adulto lo descubrí, ni siquiera era la original. En el siglo XVIII le habían cortado la cabeza al niño para meterle ojos de cristal, le habían puesto pestañas postizas, se le había reconstruido el pie derecho, que había desaparecido ante tanto beso recibido de los devotos… Pero yo no tenía ni doce años, sólo sabía que quería a mi padre y si al rezar por él se salvaba, rezaría.
Recé aquella noche, sin dormir; no comí durante el día siguiente, y la nueva noche la pasé rezando enfrente del Cristo de madera, de la foto del Santo Niño del Remedio de cara triste, de la Virgen. Al amanecer, una llamada, me sobresaltó; cogió el teléfono mi abuela, por su gesto comprendí lo que había sucedido y comencé a llorar. Mientras ella hablaba, me acerqué al salón y cogí las imágenes y la talla. Fui a la cocina y con un cuchillo atravesé la cara y el cuerpo del maldito niño del remedio una docena de veces. Hice lo mismo con la imagen de la Virgen. Con toda mi fuerza infantil, puse un pie en el cuerpo del Cristo y con el otro golpeé en la cabeza hasta separarla. Cuando lo conseguí introduje os recortes de papel y la madera en unas páginas de periódico, lo impregné de alcohol de cocinar, del que aún se usaba en casa, y con unas cerillas hice la primera fogata de mi vida. Mi abuela llegó gritando y al verlo todo me señaló con el dedo y me dijo “eres un hereje, por tu culpa ha muerto tu padre, es un castigo divino”.
La bofetada la sentó en el suelo. Había muerto mi padre y aquella mujeruca quería que creyera en su dios, en sus santos de palo. Quedó con un gesto vacío, de ojos desencajados. Lo normal en ella.
Fui a la habitación de mis padres, abrí el armario y allí estaban sus trajes, sus corbatas, sus camisas. Lloraba como nunca lo había hecho. Me introduje entre aquella ropa, para sentir su olor, su compañía, su contacto, cerré los ojos y lloré de forma compulsiva. Apenas se podía respirar, pero me era indiferente.
Supongo, no lo recuerdo ya, que fui castigado severamente por aquella bofetada. Nada de los días posteriores ha quedado en mí, sólo una intensa sensación de frío, como si mi cuerpo tampoco tuviera vida. Recuerdo que mi madre compró una réplica del maldito niño del remedio inexistente y la puso en su habitación. Un día acabó en el patio interior del edificio, tres pisos más abajo. Destrozada.
A veces la escuchaba rezar con la fe del inculto. “remedia todos mis males, atiende mis peticiones, consuela todas mis penas…”
Un día fui a aquel cochambroso oratorio para la manada de la fe escondido en una callejuela. Había cartas en las que lunáticos afirmaban que el niño de los ojos de cristal les había curado el cáncer; otros dejaban piezas metálicas que pretendían ser reflejo de las partes que el niño de las pestañas les había curado. Había muñecos, pelo de pacientes de tan docto niño médico… En la puerta, un ciego vendía lotería, “que trae la suerte el Santo Niño del Remedio, oiga, que trae la suerte”. Una anciana, gibosa y de gesto contrito le daba las gracias por los milagros recibidos. Había quien pedía besarle la botita de plata que había en lugar del desaparecido pie. En aquel momento mi cerebro tuvo una iluminación y supe lo que tenía que hacer. Me arrodille histriónicamente en el suelo mugroso, en mitad de la chabola y comencé a gritar, con los brazos en alto y gesto descompuesto.
-Santísimo Niño del Remedio, yo estaba paralítico y me devolviste la fuerza en las piernas. Como si mis piernas fueran un nuevo Lázaro y tú Jesucristo, me miraste con tus ojos bondadosos y me dijiste, “levántate y anda”, y anduve. Y no sólo lograste ese milagro, también que volviera mi mujer. Tú eres la verdad.
Las viejas que pululaban por aquel antro acudieron a tocarme, como si pudieran contagiarse de mi gracia. Alguna gritó “aleluya”. Lloraban aquellos iletrados como si hubieran visto la única luz. El ciego se acercó a mí y me pasó los números de lotería por la espalda.
-Hermano, vas a bendecir estos números con tu fe. Vas a traer la fortuna con tu fe.
La gente se los compró todos en un momento. Ya que parecían haberme olvidado, me fui. Al día siguiente escuché en la radio a un docto opinador hablar del milagro acaecido en el oratorio. Habían recogido voces de la gente que juraba que yo había llegado arrastrándome y que debido a un milagro recobré la fuerza en mis piernas. Juraban que yo tenía un aura de Santidad, una luz, una energía que recorría todo mi cuerpo. Incluso una mujeruca afirmaba que me había visto levitar sobre el suelo.

-Entonces compré esa botella de armagnac, el tabaco y vine a verte a la tumba, padre. Quería contarte que el mundo sigue igual de idiota, y que algún día, pronto, nos veremos. Como ha hace calor, esta noche me quedaré a dormir sobre tu lápida, supongo que borracho, pero seguro que a ti eso no te importa. Porque tú eres bueno; no como todo ellos.
Relato íntegro en la web de Ediciones Irreverentes
http://www.edicionesirreverentes.com/relatos/7deRUS.htm 

9/2/15

Mañana, martes, 11 de febrero, a las 19,30 h, Ediciones Irreverentes presenta la antología de relatos eróticos VOYEUR en la casa del libro de Fuencarral 119

Mañana, martes, 11 de febrero, a las 19,30h, Ediciones Irreverentes presenta la antología de relatos eróticos VOYEUR en la casa del libro de Fuencarral 119, una antología de escritores de primera línea centrados en mirones y exhibicionistas.
Hay relatos de Antonio Gómez Rufo, Pedro Antonio Curto, Carol Sánchez Molero, Félix Díaz, Abel Bri, Juan Guerrero Sánchez, Rosi Serrano Romero, Sara García-Perate y Miguel Angel de Rus. Junto a ellos,  autores clásicos como Pierre de Bourdielle, Charles Derennes, Henri Barbusse, Felipe Trigo o Pierre Louÿs.
Ediciones Irreverentes ha reunido 240 páginas de alta intensidad literaria y erótica en http://www.edicionesirreverentes.com/incontinent…/Voyeur.htm

Os esperamos. Recuerda: mañana, martes, 11de febrero, a las 19,30h, Ediciones Irreverentes presenta la antología de relatos eróticos VOYEUR en la casa del libro de Fuencarral 119

8/2/15

Antología de relato erótico VOYEUR

Ediciones Irreverentes ha publicado una antología de relatos eróticos inspirada en voyeurs y exihibicionistas que calentará a todos sus lectores.
     Vivimos en la época más Voyeur de la historia de la humanidad. El desnudo se nos presenta allá donde miremos, en Internet, en las playas, en el arte, en las fiestas, en las zonas turísticas low cost. Mujeres desnudas se ofrecen en directo a través de la cámara del ordenador de sus casas; las páginas web más visitadas están repletas de fotos de chicas desnudas y millones de hombres las contemplan desde su soledad, desde su oscuridad. Y eso es para siempre, porque ahora las imágenes ya no mueren, están condenadas a circular eternamente por Internet. Nunca el Voyeur tuvo tanto placer al alcance de su mano.
Ante el cambio en la percepción del Voyeur, se planteó el nacimiento de este libro, en el que se recogen relatos de autores clásicos como Pierre de Bourdielle, Charles Derennes, Henri Barbusse, Felipe Trigo o Pierre Louÿs. Junto a ellos hay destacados autores contemporáneos de España, Venezuela y Colombia, como Antonio Gómez Rufo, Pedro Antonio Curto, Anunciada Fernández de Córdova, Carolina Sánchez Molero, Félix Díaz González, Abel Bri, Álvaro Díaz Escobedo, Juan Guerrero Sánchez, Rosa Serrano, Pablo Solares Villar, Nelson Verástegui, Sara García Perate, Francisco José Segovia Ramos, Manuel A. Gala de Río, Luis Soler Dauchy y Miguel Ángel de Rus que muestran diversas formas de entender este tipo de placer solitario, desde las más elevadas hasta las más libertinas. Exhibicionistas y voyeurs se dan cita en playas, ventanas, áticos, cámaras de fotos, trenes, calles, jardines, incluso en el cementerio de Père Lachaise o en la presencia efímera de una imagen de televisión.
En la actualidad, ha muchas webs especializadas en erotismo que tienen su apartado para relatos eróticos en el que sucede lo mismo, sean webs en español, inglés o francés; los relatos voyeurs se presentan casi siempre como experiencias propias: chicas que muestran sus senos en la playa por primera vez, novios que disfrutan al ver a su novia desnuda entre sus amigos, incluso hombres que tras años de matrimonio necesitan mostrar desnudas a sus esposas para reavivar la pasión. El Voyeur disfruta de la visión chica que se desnuda en público por primera vez o de la visión de la mujer madura, pero en no pocas ocasiones, esa contemplación va más allá. El lugar preferido de la mujer para ser vista desnuda es la playa, lugar que suele estar repleto de gente, por lo que la exhibición puede ser controlada. Es difícil que el hombre se acerque a ella con testigos, y si se acerca, puede ser fácilmente rechazado. Así puede mostrarse sin miedo. Y en esa promiscuidad multitudinaria, el tímido es feliz; contempla cuerpos desnudos sin compromisos, sin miedo al rechazo. Todas se le ofrecen y puede gozar de su fantasía. La playa es el burdel de otras épocas, el lugar en que acceder al cuerpo de la mujer, sea joven y adulta, soltera o casada, todas ellas son contempladas en su desnudez y gozadas por el observador. Es en esta época de exhibiciones y contemplaciones, en la que la literatura voyeur se expande más que nunca. Mujeres desnudas se ofrecen desnudas a través de la cámara del ordenador de sus casa, millones de hombres las contemplan desde su soledad, desde su oscuridad. Y eso es para siempre, porque ahora las imágenes ya no mueren, están condenadas a circular eternamente por Internet. Nunca el Voyeur tuvo tanto placer al alcance de su mano.
Ante el cambio en la percepción del Voyeur, se planteó el nacimiento de este libro, en el que se recogen diversas formas de entender la contemplación gozosa a través de los tiempos.

Los relatos y las elegantes imágenes del interior incitan al lector a retener la mirada en cada página.
Toda la información sobre el libro en la web de Ediciones Irreverentes  http://www.edicionesirreverentes.com/incontinentes/Voyeur.htm
Puedes comprar el libro con total discreción en la librería electrónica  http://www.edicionesirreverenteslibreria.com/epages/ea9759.sf/es_ES/?ObjectPath=/Shops/ea9759/Products/2013

5/2/15

Entrevista a Pascal Buniet por ‘La verdadera historia de Gloria T’: “Mi realismo social no está reñido con la novela negra y añadiré incluso, que la realidad social es aún más negra”


P.-¿Cómo surgió esta novela y el personaje de Gloria T?
R.-La novela se desarrolla en una época de grandes cambios, económicos y sociales en el sur turístico de Tenerife. De repente la agricultura pasó a un segundo plano y los terrenos áridos de la costa se transformaron en minas de oro para sus propietarios. La vida de Gloria sigue ese mismo patrón. Ella es a la vez producto y protagonista de esa transformación. Es una luchadora que se adentra en una espiral que la llevara a la cima con la sola fuerza de su ambición. Mira hacia adelante, siempre. El éxito económico es su meta. Nada la puede parar. La pregunta es si el triunfo como el de Gloria está reñido con la felicidad personal. La novela es reflejo de una época y creo que muchos lectores se van a reencontrar en ello.

P.-La verdadera historia de Gloria T tiene mucho de novela negra, pero también de realismo social, al ver la trama de depredación urbana que sufren los territorios turísticos españoles.
R.-El realismo social no está reñido con la novela negra y añadiré incluso que la realidad social es aún más negra. Me gusta la novela negra pegada la vida "real", al día a día, es decir que no se desarrolla en un mundo paralelo, tipo ficción de los malos. Puede existir también sin pistolas y sangre. Los personajes de La verdadera historia de Gloria T. pertenecen a origines sociales variados, nada les predestina a delinquir, pero las circunstancias de la vida los lleva tomar decisiones "para salir del paso". Cuando el hombre se encuentra al límite, puede reaccionar de manera inesperada y violenta. La situación social dramática actual es un foco de cultivo para ello. No hay más que mirar los informativos para entender.

P.- En su novela se plantea la desaparición como una salida a la realidad. ¿Cree que habrá lectores que se sentirán identificados y querrían desaparecer, aunque fuera temporalmente?
R.- Todos tenemos sueños, fantasías de cómo nos gustaría que fuera nuestra vida. La cruda realidad nos lleva muchas veces por otros rumbos, por razones económicas, profesionales, familiares… La vida es un camino con muchos cruces donde hay que elegir permanentemente entre varias opciones. A veces uno acierta, otras veces se equivoca. Equivocarse puede significar adentrarse en un túnel sin retorno. Se puede aguantar mientras hay una luz al final. Sin esa esperanza, vivir se convierte en un infierno asfixiante. Wolfgang, el marido de Gloria consigue salir de su túnel desapareciendo, pero paga un muy alto precio… Efectivamente, el lector se puede identificar con la idea de desaparecer, porque es una forma de escapar a una realidad no deseada, es como cerrar los ojos y no ver lo que no se quiere ver, con la esperanza de que al volver a abrirlos todo haya cambiado.

P.- Usted es francés, nacido en Saint-Pol-sur-mer, en Dunkerque. Vivió en Irlanda y finalmente se estableció en la Islas Canarias. Escribe sus novelas en castellano. ¿Por qué elige este idioma?
R.- En realidad no elegí. Cuando empecé a escribir nunca dudé si escribir en francés o castellano. Llevo ya más de treinta años viviendo en Tenerife y el castellano es mi idioma de cada día, el idioma con el cual me es mas fácil expresar mis ideas y sensaciones. Así que naturalmente empecé en español. Después de la publicación de mi primera novela Lágrimas en el mar, me decidí a traducirla al francés. Fue un trabajo mucho más laborioso de lo que me imagine a pesar de que se trataba de mi idioma maternal. Tarde más de lo previsto pero el resultado me satisface.

P.- Se dice que traducir es traicionar. ¿Le parece que la traducción de una obra resulta más fiable cuando está hecha por el mismo autor?
R.- Traducir es transportar ideas de un idioma a otro respetando el estilo. Los problemas surgen cuando las ideas pasan por la mente del traductor que no es una página en blanco, de ahí los posibles errores. Como comente antes, traduje mi novela yo mismo, después, la revisó un amigo periodista jubilado y estricto con el uso de "la langue francaise". Hacia algunas modificaciones, pero a veces llegaba a introducir matices, en los personajes por ejemplo, que no eran míos, pero provenían de su forma de entender la vida. No era consciente de ello. Tuvimos unos intercambios muy animados y interesantes que me llevaron a pensar que cada traducción contiene un porcentaje de interpretación.

P.-Pascal Buniet nació en una zona especialmente asolada por la guerra contra el nazismo, en territorios arrasados por los ejércitos alemanes. ¿Eso crea una conciencia moral especial, una visión del ser humano determinada?
R.- Pertenezco a la generación posterior a la guerra pero educado por unos padres que la sufrieron en plena adolescencia, con sus bombardeos, miedos y penurias. Mi ciudad de origen es una cuidad nueva porque fue destruida, y reconstruida. Sin duda he oído muchas anécdotas de lo que fue en mi juventud contadas en primera persona.

P.-¿Es cierto que siente una especial debilidad por el personaje de Arsène Lupin? ¿Qué diferencias encuentra entre la novela policiaca de aquella época y la actual novela negra?
R.- Me gustó descubrir que M.A.R. Editor publica textos de Maurice Leblanc y reencontrarme de nuevo con Arsène Lupin. Hace muchos años ya, mientras otros seguían al Hercules Poirot de Aghata Cristie, yo era lector de las aventuras de Arsène Lupin, "el gentleman cambrioleur". Arsène Lupin pertenece a otro mundo, a otra época. Un ladrón de guantes blancos que robaba a los de su clase, la clase alta. Sigue siendo una lectura interesante. Arsène Lupin es un ladrón con clase y principios. Un hombre con clase. Es un tipo de novela negra refinada… etiqueta negra...

P.-En su anterior novela, Lágrimas en el mar, relata una situación que vivió cuando ibas corriendo por un lugar desierto de la costa sur de Tenerife.
R.- Tengo la suerte de vivir en el sur de Tenerife junto a una zona natural protegida llamada Malpais de Rasca. La noche del ocho al nueve de enero 2004 llego una patera a esta costa, inhóspita para las embarcaciones. Todo cuanto describe John, el protagonista, en las quince primeras páginas de la novela, lo viví personalmente. Me encontré con los restos del desembarque de inmigrantes en este lugar, es decir ropa, enseres, zapatos abandonados… por la prisa y nocturnidad. Recientemente descubrí con sorpresa que la realidad sobrepasó mi ficción. Un conocido de la zona me pregunto de qué trataba el libro. Se lo dije y me respondió "Claro que me acuerdo, nosotros escondimos a tres de esos inmigrantes." Casi todos los personajes de la novela son gente que se han desplazado a vivir a otros países. Pero la novela pone el acento en lo que llamaría "la emigración dolorosa" que consiste en arrancarse a su tierra como única forma de escapar a la miseria. Cuando yo llegué a Tenerife hace unos treinta años, regresaban canarios que habían emigrado a Venezuela y cuyo dinero ganado con sufrimiento, y traído a la isla, ha dejado a hijos y nietos en situaciones económicas muy buenas. Es importante que estos jóvenes se acuerden de dónde viene su bienestar y no traten con desprecio a los que a su vez llegan en busca de lo mismo



Presentación en BURMA de la novela negra "La verdadera historia de Gloria T" del francés Pascal Buniet (M.A.R. Editor)

Mañana viernes, 6 de febrero a las 19:30 horas, M.A.R. Editor presenta la novela negra "La verdadera historia de Gloria T" del francés Pascal Buniet, en la Librería Burma, de Madrid. C. Ave María 18 (Metro Lavapies) El autor estará acompañado por el escritor y editor Miguel Angel de Rus
            INFORMACIÓN DEL LIBRO: El hijo de la todopoderosa empresaria Gloria T. ha desaparecido sin razón aparente, igual que desapareció veinte años antes su marido, el alemán Wolfgang Brunsman. Pero todo ha cambiado en aquella tierra que había pasado de ser un tranquilo pueblo de pescadores en la isla de Tenerife a una floreciente zona turística con muchos intereses ocultos. El repaso a la vida de Gloria T. mujer de origen muy humilde, cuya prosperidad ha aumentado en paralelo al boom urbanístico del sur de la isla de Tenerife, nos permitirá entrar en el proceso de esclarecimiento de ambas desapariciones.
El eje central de La verdadera historia de Gloria T. es la ambición desmedida en el mundo artificial de las zonas turísticas, con personajes que han huido de la pobreza de la agricultura, aristócratas arruinados que quieren recuperar su antiguo status, estafadores, hombres buenos pero débiles, mujeres fuertes y poderosas que temen sobre todo volver a la pobreza. Y dos desapariciones sin sentido aparente.
Así describe el autor la realidad de esta mujer: “La novela se desarrolla en una época de grandes cambios, económicos y sociales en el sur turístico de Tenerife. De repente la agricultura pasó a un segundo plano y los terrenos áridos de la costa se transformaron en minas de oro para sus propietarios. La vida de Gloria sigue ese mismo patrón. Ella es a la vez producto y protagonista de esa transformación. Es una luchadora que se adentra en una espiral que la llevara a la cima con la sola fuerza de su ambición. Mira hacia adelante, siempre. El éxito económico es su meta. Nada la puede parar. La pregunta es si el triunfo como el de Gloria está reñido con la felicidad personal. La novela es reflejo de una época y creo que muchos lectores se van a reencontrar en ello.”
Todo puede tener sentido si creemos en lo que dice el primer párrafo de esta novela: Wolfgang tardó muchos años antes de tener el valor de recordar con serenidad el día en que murió. Lo que ocurrió aquel día fue peor que una muerte porque no se encontró ningún cadáver. Desapareció físicamente y todo lo que caracteriza el estado mental de una persona con vida se esfumó, se borró como se puede borrar el disco duro de un ordenador.
El autor, afincado en Canarias, habla así de su vida en las islas “Tengo la suerte de vivir en el sur de Tenerife junto a una zona natural protegida llamada Malpais de Rasca. La noche del ocho al nueve de enero 2004 llego una patera a esta costa, inhóspita para las embarcaciones. Todo cuanto describe John, el protagonista, en las quince primeras páginas de la novela, lo viví personalmente. Me encontré con los restos del desembarque de inmigrantes en este lugar, es decir ropa, enseres, zapatos abandonados… por la prisa y nocturnidad. Recientemente descubrí con sorpresa que la realidad sobrepasó mi ficción. Un conocido de la zona me pregunto de qué trataba el libro. Se lo dije y me respondió "Claro que me acuerdo, nosotros escondimos a tres de esos inmigrantes." Casi todos los personajes de la novela son gente que se han desplazado a vivir a otros países. Pero la novela pone el acento en lo que llamaría "la emigración dolorosa" que consiste en arrancarse a su tierra como única forma de escapar a la miseria. Cuando yo llegué a Tenerife hace unos treinta años, regresaban canarios que habían emigrado a Venezuela y cuyo dinero ganado con sufrimiento, y traído a la isla, ha dejado a hijos y nietos en situaciones económicas muy buenas. Es importante que estos jóvenes se acuerden de dónde viene su bienestar y no traten con desprecio a los que a su vez llegan en busca de lo mismo.”

            EL AUTOR: PASCAL BUNIET (Saint-Pol-sur-Mer, Francia, 1952)

Licenciado en filología inglesa por la Universidad de Lille, Francia. Vivió dos años en Irlanda, trabajó un año en el departamento de francés de la Universidad de Galway. En 1979 se traslada a Tenerife donde reside desde entonces. Es autor de la novela Lágrimas en el mar, publicada por editorial Alhulia en 2009, obra publicada en Francia con el titulo de Des larmes d'espoir, en 2014. La verdadera historia de Gloria T. es su segunda novela. Toda la información en http://www.mareditor.com/narrativa/Pascal_Buniet.htm